Al parecer, como dicen los jóvenes, este año se puso “pa’mi” y ayer, domingo 22 de este mes de marzo quiso obsequiarme una emocionante experiencia (tanto para el cuerpo como para el alma), la de volar en un parapente, fue algo espectacular, gratificante y divino a la vez.
La seguridad que me invadió, sí leíste bien “seguridad” (confiada en ambos pilotos, Pancho el del parapente y Dios, el piloto de Pancho, el mío y el de todos), el gozo que sentí por la ligereza de equipaje (subí sin pensar en nada ni nadie, sin ninguna carga emocional, libre y dueña de mi) y la paz que experimenté allá arriba es casi tan inexplicable como indescriptible es la belleza del paisaje que observas desde las alturas. Entendí un poco mejor lo que la mayoría no comprendemos, ¿Porque Dios permite que sucedan tantas cosas malas?, pero es que desde lo alto se percibe un maravilloso conjunto, todo se ve quieto y hermoso y cualquier cosa resulta insignificante ante los ojos, así que de seguro es él quien no entiende y se pregunta ¿Por qué se quejan tanto y son infelices con tanta belleza a su alrededor?, y no le queda de otra que hacer lo que yo hice con la cámara para poder captar más de cerca la imagen, “hacer un gran zoom” o acercamiento, es cuando entonces se da cuenta de lo que sucede y nos auxilia.
Pase un excelente día, En realidad no sé si el año se puso “pa’mi” o yo me he puesto “pa’él”, sea como sea, me lo estoy disfrutando de lleno y agradeciendo cada aventura que me ofrece, dispuesta a decirle “Sí” a la vida.
Gracias a todos los cómplices de mi gozo y un especial reconocimiento a los muchachos de “Hawk Paragliding School”, todos fueron muy amables, demostraron experiencia, buen trato y condescendencia, incluyendo camaradería y sociabilidad que ayuda al principiante a sentirse más confiado, “Felicitaciones a la empresa” por tomar en cuenta tantos detalles a la hora de entrenar su personal para realizar tan arriesgada aventura.
La seguridad que me invadió, sí leíste bien “seguridad” (confiada en ambos pilotos, Pancho el del parapente y Dios, el piloto de Pancho, el mío y el de todos), el gozo que sentí por la ligereza de equipaje (subí sin pensar en nada ni nadie, sin ninguna carga emocional, libre y dueña de mi) y la paz que experimenté allá arriba es casi tan inexplicable como indescriptible es la belleza del paisaje que observas desde las alturas. Entendí un poco mejor lo que la mayoría no comprendemos, ¿Porque Dios permite que sucedan tantas cosas malas?, pero es que desde lo alto se percibe un maravilloso conjunto, todo se ve quieto y hermoso y cualquier cosa resulta insignificante ante los ojos, así que de seguro es él quien no entiende y se pregunta ¿Por qué se quejan tanto y son infelices con tanta belleza a su alrededor?, y no le queda de otra que hacer lo que yo hice con la cámara para poder captar más de cerca la imagen, “hacer un gran zoom” o acercamiento, es cuando entonces se da cuenta de lo que sucede y nos auxilia.
Pase un excelente día, En realidad no sé si el año se puso “pa’mi” o yo me he puesto “pa’él”, sea como sea, me lo estoy disfrutando de lleno y agradeciendo cada aventura que me ofrece, dispuesta a decirle “Sí” a la vida.
Gracias a todos los cómplices de mi gozo y un especial reconocimiento a los muchachos de “Hawk Paragliding School”, todos fueron muy amables, demostraron experiencia, buen trato y condescendencia, incluyendo camaradería y sociabilidad que ayuda al principiante a sentirse más confiado, “Felicitaciones a la empresa” por tomar en cuenta tantos detalles a la hora de entrenar su personal para realizar tan arriesgada aventura.